Desquiciado en London-Gatwick
Y todavía no estoy en casa…
Menudo viaje de perros gracias a La British Airways. No vuelo mas con ellos a no ser que hagan desaparecer del mapa el desastroso, desorganizado y terrible aeropuerto llamado London Gatwick. No es ya ni la primera, no la segunda, ni la tercera vez que paso por este infame lugar. Pienso que por esta terrible creación de la Gran Bretaña he pasado al menos 6 veces. Y en todas ellas los mismos problemas. Sobre todo uno, que desquicia a todos los pasajeros: la tardanza en anunciar las puertas de embarque. Ayer anunciaron la puerta de embarque para mi vuelo a Madrid 10 minutos antes de que dicha puerta se cerrara. Estuvo anunciada con un BA 2466 – Madrid – Please Wait durante ¡7 horas!
Pero vayamos por partes. Primero en McCarran, el aeropuerto de Las Vegas. Para empezar este aeropuerto tiene Wifi gratis. De hecho, esta entrada de mi blog la empecé allí. Para dar fe, esta cara de felicidad, totalmente ajena al horror que la British Airways me tenía reservado:
Después llego al aeropuerto de Fort Worth en Dallas, TX. Un aeropuerto muy nuevo… pero para empezar, la conexión Wifi vale $10. Que les den por culo, pienso. Podré estar 4 horas sin Internet.
El vuelo sale de Dallas con destino al infame y bananero London-Gatwick con retraso. Empezamos bien. Miro la parrilla de películas. Scoop de Woddy Allen y Volver de Almodovar. Que alegría:dos películas para comer 4 horas, la mitad del tiempo de vuelo. Me pongo cómodo como puedo en mi butacón y empiezo a reírme de los trucos de magia del gran «Splendini». Y a los 15 minutos el monitor de mi asiento, por arte de magia del Gran Splendini, deja de funcionar. Sigo escuchando la voz de Woody Allen hablando del miedo que le da conducir en Londres pero no hay imágenes. Ya no podré ver ninguna película en lo que queda de vuelo. Y sólo llevaba 45 minutos desde que despegamos de Dallas.
Llego al puto Gatwick. El avión llega con retraso. Pierdo mi vuelo para Madrid. Son las 7:30 de la mañana, como la canción de Juan Luis Guerra. Y el proximo vuelo a Madrid sale a las 12:00… desde Heatrow. Me dan ganas de decirle que a Heatrow puede irse ella junto a Rita The Singer. Me dicen con horror que el próximo vuelo con destino Madrid desde Gatwick es a las 14:05. Me resigno a pasar 7 horas en el aeropuerto mas infecto del Universo. Y me resigno a perder mi vuelo desde Madrid a Valencia y a perder el dinero que me costó.
La compensación de la British es un almuerzo. Bueno, medio almuerzo, porque me dan £10. Y con los precios de la nauseabunda comida inglesa, con eso sólo tengo para medio almuerzo.
Paseo por Gatwick. Parece una película de horror porque hay decenas de viajeros mirando hipnotizados como zombies los paneles, en espera de que se anuncie la puerta de embarque de sus respectivos vuelos. Es vergonzoso ver que en los paneles sólo se cuentan 4 vuelos con sus puertas de embarque. La madre que parió a la puta organización británica. Lo hubieran organizado mejor los Monty Phyton junto a los Hermanos Marx borrachos.
Me dispongo a almorzar. Me hago una foto. Mi cara es todo un poema, porque ya llevaba en el cuerpo más de 19 horas desde que dejé McCarran:
Me pido un almuerzo inglés en un restaurante con carta en francés. Mon dieu! Le hago una foto a la carta y al culo de la camarera, que debía ser checo por el acento de la niña:
Compro 8 cajas de After Eight y bombones. En otra tienda de bombones conozco a una española que vive en Londres y que ha trabajado para Prada. No hacía falta que lo jure… y yo sin mi after shave. Curiosamente vamos en el mismo vuelo. En Madrid me da su teléfono. Se llama Ana. Pero mira que soy simpático…
Por fin llego a Barajas. Me recogen mi hermano Pepe y mi sobrino Pablo, los dos con cazadoras de piloto. Que bonicos están… Por fin mejora el día… y a pasar noche en Madrid.
Y ahora a comprar billete en algún medio que me lleve a Benicassim. Esta mañana me he dado el último pinchazo de la última dosis que me quedaba de insulina. Como siempre, voy al límite.
A ver si el resto de la semana sopla de levante…